Soy Benjamín y no sé por qué estoy aquí, solo sé que este sitio no me corresponde. Era comandante de una nave y hace dos años cuando la economía mundial se desplomó me quedé sin trabajo. He subsistido con una pequeña ayuda pero ya se ha acabado y no sé qué hacer. Hace un mes iba caminando por la calle cuando una pareja de policías me pidió mi identificación, la comprobaron en sus archivos, me metieron en un coche y me trajeron aquí, a Distrito Santuario. Es una parte de la ciudad que desconozcía, edificios semiderruidos, gente que camina como zombie, todo es una ruina. Apenas hay sitio para sentarte y no digo ya para dormir de noche. Se supone que han asignado los lugares según categorías : los sin techo, los parados de larga duración, los orates sin medicar... Pero una pequeña mafia se ha apoderado del lugar y te vende un metro cuadrado a cambio de tu tarjeta de abastecimiento. Sin esperarlo me he encontrado con mi amigo Julián. El es médico y su hospital cerró también hace un par de años, era un hospital público pero ya todos son privados y están en manos de unos pocos. Deambulamos juntos buscando un sitio donde asearnos pero es imposible, aquí se vende todo a cambio de comida, hasta hacer tus necesidades en un lugar más o menos privado. Julián pasa el tiempo ayudando a los demás con su ciencia, yo ayudo a ayudar buscando o trapicheando como puedo por un poco de alcohol o unas vendas sacadas de algo que antes fue una sábana. De noche nos sentamos junto a otros al calor de una hoguera que se ha hecho en un bidón y nos hacemos preguntas : ¿ Como hemos llegado a esto ? Hace unos tres años hubo elecciones y sin saber cómo, ganó el capitalismo. Nos prometieron que todo sería para mejor pero poco a poco lo público fue pasando a lo privado y cada vez más gente sin trabajo. Ahora la vida la manejan desde cuidados despachos donde juegan a los dados con nuestras vidas. No tenemos forma de salir de aquí o quizá sí. Solo necesitamos unirnos de alguna forma los desheredados y luchar por nuestros derechos. Las urnas ya no son garantía de nada. Ya hemos perdido la dignidad y no nos queda nada más que perder, solo la vida. Es el año 2024.
sábado, 28 de agosto de 2021
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Un día tranquilo
Son las cinco de la tarde de un martes del mes de julio. Calor, por supuesto. Después de haber leído un buen rato debajo de un gran ventil...

-
Como cualquier tarde entro en casa pero hoy noto algo especial, ya lo sé, hoy solo es casa y no hogar. Huele a vacío y soledad y hasta a m...
-
V enid, hermanas, venid Os necesito He vuelto a caer y yo sola no puedo con este peso He llorado lágrimas secas, vomitado sollozos mudos d...
-
A mis casi 66 años he asimilado muchas cosas: mis arrugas, mi flacidez, mi celulitis, mi memoria cada vez más frágil... Pero lo que no termi...
No hay comentarios:
Publicar un comentario