El silencio de la calle. La música que se desliza por las paredes de la habitación. La respiración lenta y profunda. Todo hace que entre en catarsis. Cierro los ojos y Billie Holiday se abre camino hasta mi cerebro. Lo acaricia, lo acuna, lo abraza... Y me dejo llevar por esa voz susurrante hasta decorados desconocidos. Esta facilidad para la ubicuidad es fascinante. Nunca he ido a sitios tan interesantes como los que tengo en mi cabeza. Mi ficción supera a la realidad. Que suerte tengo de saber volar sin tener alas.
jueves, 5 de enero de 2023
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