lunes, 26 de junio de 2023

Año 1996


 

Me desperté al alba con el primer canto de la alondra, cuando extendí mi mano para asirte solo encontré unas sábanas vacías y frías, tan solo la almohada conservaba algo de tí, así que, me abracé a ella con desesperación intentando libar las últimas gotas de tu olor. Esta vez no lloré porque tú antes me habías bebido entera y ya no quedaba ningún fluido dentro de mí. Volví a cerrar los ojos para soñarte pero Morfeo no me concedió esa gracia y tuve que conformarme con repetir tú nombre una y otra vez hasta recuperar mi cordura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Un día tranquilo

  Son las cinco de la tarde de un martes del mes de julio. Calor, por supuesto. Después de haber leído un buen rato debajo de un gran ventil...