Me adentro en el útero de la madre Gaia, ella me acoge con cariño, me tumbo en posición fetal y disfruto del silencio y la oscuridad. Las rocas no son frías, desprenden confianza, son como enormes guardianes de mi integridad y a la vez pasadizos para que mi imaginación salga fuera y vuele libre. No quiero moverme ni un centímetro, estoy en una postura gustosa con todo mi cuerpo encima de la tierra. No hay nada más puro y confortable que este espacio donde no entra la luz. Solo necesito respirar el olor que rezuman las piedras que casi me cubren. Mi madre, la madre de todos, Gaia, nos perdona siempre que volvemos a ella.
martes, 19 de diciembre de 2023
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Destrucción
Después de, por fin, acomodarnos los dos en la misma cama y compartir el mismo armario, empecé a notar que algo no iba bien. Todo empezó p...
-
Despreciable Pablo Motos: ante todo decirte que no veo tu programa, nunca me has caído bien y por los numerosos memes, veo que lo utilizas...
-
Durante mucho tiempo fuí una persona en blanco y negro hasta que un día te conocí y empezaste a colorearme. Primero me pintaste una sonris...
-
No sé si te vi porque miré o miré porque te vi pero enseguida cerré con fuerza los ojos para tatuarme tú imagen en la retina. Y ya todo er...
No hay comentarios:
Publicar un comentario