Después de, por fin, acomodarnos los dos en la misma cama y compartir el mismo armario, empecé a notar que algo no iba bien. Todo empezó por una pequeña grieta en la pared, apenas un arañazo, pero se fue abriendo y ya no había marcha atrás. Cuando intuí que aquello era gordo cogí a los niños y nos acurrucamos los cuatro debajo de la mesa del comedor que es la más robusta de la casa, tú, en cambio, preferiste salir corriendo y te refugiaste en la otra punta del mapa. El peligro pasó y pudimos arreglar las grietas una a una, eso sí, los niños y yo porque tú habías encontrado otra casa allí. Y mira que me alegro de tenerte lejos pero los niños no tienen ninguna culpa de tu cobardía.
martes, 14 de mayo de 2024
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
A la playa
- Antonio, llévame a la playa que te voy a enseñar todo lo que he aprendido con las clases de natación de Lozana - Pero Pérfida, mi amor, ...

-
Como cualquier tarde entro en casa pero hoy noto algo especial, ya lo sé, hoy solo es casa y no hogar. Huele a vacío y soledad y hasta a m...
-
V enid, hermanas, venid Os necesito He vuelto a caer y yo sola no puedo con este peso He llorado lágrimas secas, vomitado sollozos mudos d...
-
A mis casi 66 años he asimilado muchas cosas: mis arrugas, mi flacidez, mi celulitis, mi memoria cada vez más frágil... Pero lo que no termi...
No hay comentarios:
Publicar un comentario