Hoy me levantao mu regular así que he hecho cuatro cosillas en la casa y me voy a meditar y relajarme un rato. Me tumbo con los brazos a los costados; empiezo con la respiración abdominal, cierro los ojos y los oídos. Meditar, como se piensa erróneamente, no es dejar la mente en blanco, es ver venir los pensamientos y sin aferrarte a ellos, dejarlos ir. Ya estoy relajando el cuerpo y me siento muy bien. Ay, me parece que me pica la nariz pero yo resisto porque sé que esos picores sin causa aparente son trampas que nos pone el cerebro cuando está aburrido. Nada yo resisto, hasta que empiezo a hacer mohines con la cara como si me picara un enjambre entero de abejas. Por fin espanto a ese picor que se me va a la espalda y eso ya es más grave. Me restriego contra la sábana y parezco una endemoniada. En esto entra Juanan y al verme convulsionar cae de rodillas junto a la cama pidiéndole a Dios que me libere de este demonio. Yo sigo intentando relajarme pero ya es imposible, están aquí los niños, los nietos y Batman que nunca han visto un exorcismo. Viendo el panorama mando la meditación a tomar por culo y me voy a la cocina por un trankimazín y así acaba mi sesión espiritual.
jueves, 20 de junio de 2024
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