Me estoy volviendo una anciana borde, de esas que sueltan lo primero que se le pasa por la cabeza, asĂ, al tuntĂşn. Lo sĂ©, lo noto y además siempre hay un alma caritativa que me lo dice . Regaño a mis nietos, a mis hijos y hasta a mi señor marido que me sufre cual almorrana, en silencio. Y lo mejor, o no, es que me da igual lo que piensen de mĂ.
Me visto como quiero y reconozco que a veces, voy hecha una tarasca pero, que cojones, voy cĂłmoda y sobre todo parezco la oveja negra que siempre he querido ser.
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