El hacha cortó de un tajo el azul del mar y sus olas tiñeron de rojo la arena blanca. La niebla cegó el sol y una paz absoluta cubrió un cuerpo herido y desmadejado. Ya era otro momento, otra hora y otra vida ; despertar hubiera sido casi obsceno porque lo que se hace hay que mantenerlo, así que, allí me quedé en esa playa de sábanas blancas hasta que la noche me acogió entre sus brazos acunándome hasta que todo terminó.
domingo, 27 de abril de 2025
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