Y de pronto cientos de soles incendiados cayeron sobre nosotros dejando el cielo sin luz. Corrí, me escondí, volví a correr... Todo fue inútil. Desde un plano cenital vi como mi cráneo era aplastado por un piedra enorme. Mis sesos se estamparon contra un trozo de muro que nadie pensó que siguiera en pie, formando un grafiti siniestro. Mis manos amputadas de mis brazos y estos de mi cuerpo. Mis pies vacíos de zapatos y de piernas.
¿ Quién ha mandado esto?. ¿ Tu Dios?. ¿ Mi Dios?. No, algo más fuerte que cualquiera de ellos: el odio del hombre.
martes, 1 de abril de 2025
Free Palestine
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Un día tranquilo
Son las cinco de la tarde de un martes del mes de julio. Calor, por supuesto. Después de haber leído un buen rato debajo de un gran ventil...

-
Como cualquier tarde entro en casa pero hoy noto algo especial, ya lo sé, hoy solo es casa y no hogar. Huele a vacío y soledad y hasta a m...
-
V enid, hermanas, venid Os necesito He vuelto a caer y yo sola no puedo con este peso He llorado lágrimas secas, vomitado sollozos mudos d...
-
A mis casi 66 años he asimilado muchas cosas: mis arrugas, mi flacidez, mi celulitis, mi memoria cada vez más frágil... Pero lo que no termi...
No hay comentarios:
Publicar un comentario