Mi jacaranda

 

Como cualquier tarde entro en casa pero hoy noto algo especial, ya lo sé, hoy solo es casa y no hogar. Huele a vacío y soledad y hasta a miedo. Se me dispara la adrenalina mientras veo que hay una silla mal puesta, como aguantando el cansancio de alguien. Enseguida pienso en las hadas traviesas que siempre merodean por aquí pero es imposible, ellas son demasiado etéreas para dejar huella. Me asomo a un espejo y alguien que no soy yo me mira. Es una cara extraña, con ojos desmesurados, piel acartonada y la boca fruncida. De pronto noto que las paredes se van moviendo, quieren atraparme ; los cristales se han vuelto opacos y ya no puedo mirar la jacaranda del jardín que siempre me acompaña con su baile de flores. Mi cuerpo empieza a cambiar, se encoge y retuerce y en medio de esa transformación pienso en Gregori Samsa. ¿ Sentiría lo mismo que yo en su deformación ?. Ya apenas soy una uva arrugada que desaparece con el primer soplo de viento.