Este año mi ritmo de lectura ha bajado notablemente, sin embargo, mi vida social ha aumentado en la misma proporción. He traspasado mis muros inciertos y me he dado cuenta de que el mar sigue esperándome con la misma cadencia de sus olas, que las ramas de los árboles siguen bailando al ritmo que marca el viento y que el asfalto es duro pero se puede caminar despacio y sin rumbo.
La lectura nunca la dejaré mientras la vista me acompañe pero mirar más allá de mi ventana tampoco.
domingo, 5 de octubre de 2025
Mi ritmo justo
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