Caminar

 

-Así que esto es la vida - le dije a mi madre cuando con dieciséis años me rompieron el corazón por primera vez - No, esto es solo una piedrecita en el zapato - me contestó con una mezcla de amor y condescendencia. Yo hasta ese momento de mi vida solo me había dedicado a mis juegos, amistades, ilusiones y planes de futuro pensando que era invencible y que nada malo me podía pasar.

Mi madre se sentó a mi lado y me dijo, desde su experiencia, que en el camino de la vida se daba un paso hacia delante y dos hacia atrás, que había más baches que suelo firme pero que siempre se podía ir mirando la cuneta en donde crecía alguna que otra flor que me haría feliz. Algunas personas me adelantarían por la derecha y me sacarían del camino con un codazo pero también allí habría otra flor o algún pájaro bello o un horizonte soleado que mirar. Así que aunque el camino de la vida sea duro siempre encontraré belleza en él y es lo que realmente importa.