No estoy aquí por casualidad, estoy aquí porque me habéis llamado. Lo gritan vuestros ojos, me atrapan vuestras formas. No puedo dejar de miraros. Sé que me estáis pidiendo algo pero ¿ que ?. Os veo ahí tan inmóviles con miradas de tantos años que no puedo irme sin pensaros otra vez. Una mano intenta cogerme pero me deslizo entre vuestras caras como una sombra cobarde. A veces me dais miedo tan tristes, tan egregios, tan limitados. Todos cogidos en un instante que se ha hecho eterno. Todos queriendo hablar pero os han pintado sin voz. No puedo hacer más que imaginar lo que pensáis pero eso cansa. Si, cansa. Me doy la vuelta y os dejo con la palabra prendida de un gesto.
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