Te olvidé en defensa propia. Ya no podía arrastrar el peso de tu recuerdo. Tantos besos que nos dimos se me quedaron clavados en los labios como un anzuelo. Tus brazos me seguían rodeando como alambre de espinos y no tuve más remedio que sacarte de mi mente y mi cuerpo. Y ahora vuelo libre con mi soledad y nos entendemos a la perfección.
domingo, 3 de agosto de 2025
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