Este microrrelato ha sido escogido para editar un libro de varios escritores.
Cada amanecer el sol la encuentra en el mismo sitio, una butaca desvencijada junto a la ventana mirando al norte. Por allí se llevaron a Miguel, su Miguel, hace ya más de cuarenta años. Vinieron cuando el sol empezaba a despuntar y no le dieron tiempo ni para despedirse. Los cargos sobre él eran gravísimos, pensar que todos eran iguales y tenían derecho a la misma educación, él era el maestro de un pueblo pequeñito de Andalucía. Eso es algo que no podían dejar pasar. La manzana pocha de un cesto que podía infectar a las demás. Y ella, Teresa, cada amanecer se instala en su vieja butaca para ver si el sol le devuelve algo de él.
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