Los nietos revolotean por la casa cual abejorros zumbones. El sofá no es lugar para sentarse sino más bien un campo de batalla. Las sillas del comedor, una barricada. Bajo la cama, viaje al fondo del mar. Las literas, un castillo que hay que conquistar. Yo soy una especie de prisionera a la que han confinado en el último rincón y no me atrevo ni a respirar. El tiempo pasa lentamente esperando la hora de la siesta donde espero que se calmen. Y esta tarde cuando llegue el padre... La Libertad ✊
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