sábado, 4 de febrero de 2023

Una mosca gorda


 

A veces, y digo a veces porque la mayoría sí lo son, las cosas no son lo que parecen. Después de una mañana agotadora me tiro en la cama sin ganas de na. Dejo vagar la mirada y la imaginación sin rumbo hasta que mis ojos, ambos dos, se posan en lo que a simple vista parece un desperfecto en la pintura del techo. Empiezo a analizarlo y me doy cuenta que aunque es algo casi sin importancia, se mueve. Haciendo un esfuerzo me planto las progresivas y miro con más atención. Ya lo veo algo mejor y al pronto me parece una mosca gorda. Sí, va a ser eso, digo mientras me siento en la cama sin quitar los ojos del objetivo, pero para ser una mosca, aunque bien gorda, tiene colmillos y eso ya no me cuadra. Mi esencia de " vieja del visillo " me dice que eso no es normal, por lo que me incorporo más hasta ponerme de puntillas sobre el colchón. Ahora observo que además de colmillos tiene un aleteo sospechoso y ahora sí que ya no puedo más con este misterio y voy a por unas escaleras que guardo en el armario empotrado de la entrada. La coloco, me subo, miro y oh mi sorpresa cuando veo al Sr Vlad Tepes con sus mejores galas. Me enfado un montón porque no son maneras de entrar en una casa sin pedir permiso pero enseguida se disculpa y me cuenta que el también estaba durmiendo la siesta cuando un atrevido rayo de sol lo despertó y no encontró otro lugar donde meterse. En fin, que ahora estamos los dos tomando un té, Earl Grey por supuesto, aquí a dos velas. Todo con mucho estilo y mucha clase, como siempre.

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