A la Sra Juana

 

Ella andaba a sus cosas como cada día. Que si limpiar el polvo, que si fregar, que si los platos y la comida, todo exactamente igual que un día cualquiera. Se acostó un rato después de comer y cuando se levantó se dió cuenta que algo pasaba, su hijo no era su hijo, era alguien desconocido que le hablaba en un idioma extraño, su casa le parecía totalmente diferente, sus vecinos, sus amigas ya no tenían la cara que ella recordaba. Sin saber por qué en pocos días empezaron a medicarla. No sé sentía mal, solo que le habían cambiado su mundo y no conocía ya a nadie. Se quedó inmóvil en aquel lugar adonde la llevaron. Batas blancas, máscarillas, máquinas raras. Todos vestían igual, parecían de uniforme pero se sentía cuidada.. una noche tuvo un sueño extraño, soñó que estaban todos en el cementerio, soñó que hablaban de ella, soñó que incluso la lloraban. No podía decir nada, solo los veía desde un ángulo cenital. Su sueño seguía pesado, no podía moverse. De repente todo desapareció de su vista y emprendió camino hacia el universo. Ya no notaba su cuerpo, era solo energía que se desplazaba a una velocidad increíble y se acomodó en un trocito de cielo para brillar como nunca antes lo hizo estrella alguna y comprendió que ya era libre. Cuando mires hacia arriba en una noche clara verás que una estrella brilla con una luz especial, es ella, Juana, la que vela por tí.