Recuerdo una vez allá por los años 80 en una de mis visitas a Madrid me encontré en una avenida con una exposición de esculturas de Fernando Botero ( tampoco recuerdo la calle, mi memoria no es la que era ). Yo ya conocía su obra, por supuesto, pero verlas delante de mí me despertó un sentimiento raro. Me acerqué y fui acariciando esos cuerpos hermosos, con sus curvas tan excitantes y tan sensuales. Su trabajo me parece muy entrañable, muy para todos. Acciones cotidianas plasmadas de una forma tan naif, casi aniñadas que sin duda llega a todos. Y este gran maestro también se nos fue ayer. Nos estamos quedando huérfanos de genios.
sábado, 16 de septiembre de 2023
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