Yo ya tenía el corazón con el cartel de " Aforo completo " y cuando vino a casa me reusaba a hacerle hueco. Me seguía a todas partes y yo no quería quererlo. Una noche lo acosté en su cama que puse junto a la mía y aún así no dejaba de llorar. Lo cogí de malhumor y lo metí en la cama conmigo. Ya llevamos ocho años durmiendo el uno junto al otro. Le encanta lamerme los pies y que yo le rasque tras las orejas. Ya no sabría vivir sin él. En un corazón bueno siempre cabe uno más.
martes, 28 de noviembre de 2023
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