jueves, 30 de noviembre de 2023

Una fábula


Jacinto era un burro alegre y feliz que correteaba por un prado siempre verde. Era totalmente blanco y algodonoso, cosa que llamaba la atención de todo el que lo miraba. Retozaba, comía y se bañaba en un recodo que hacía el río. Un día pasó un aldeano con un saco lleno de basura a sus espaldas. Al ver a Jacinto tan feliz y despreocupado pensó " ese burro tan hermoso y yo aquí cargando todo esto. Le diré que me lleve la carga. A él no le costará nada y yo iré más liviano". Y así lo hizo. Jacinto, por educación, se dejó poner la carga encima. No es que fuera mucho peso pero ya no podía correr libre. Más adelante pasó otro aldeano cargado de haces de leña y al ver que el burro ayudaba a su compadre con su carga pensó " si lo ayuda a él seguro que por mí hará lo mismo". Jacinto agachó las orejas y también lo cargaron con la leña. Ya sí que no podía correr, apenas podía andar. Unos metros más adelante vio a un cantero que intentaba mover unas piedras y los otros dos le dijeron " eh, no seas tonto, aquí tenemos un burro que nos lleva las cosas y tú puedes poner tus piedras en él" y así lo hizo. A Jacinto ya le flaqueaban las piernas. Ya no era libre para correr, comer y beber o bañarse en el río, así que viendo que había perdido su libertad, se acercó al  precipicio y se lanzó al vacío. Había perdido su libertad por cargar con la carga de otros.

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