viernes, 9 de febrero de 2024

Cuento


 

La casita de chocolate era baja en calorías. La dueña, una señora de Cuenca que había dejado su trabajo de funcionaria en correos por una vida más sana y saludable, se había mudado a este bosque hacía varios años donde ahora ejercía de bruja. Gregoria y Arsenio, que pasaban por allí, eran dos personas bajitas que disfrutaban irrumpiendo en casas ajenas. Un día les dió por ir de senderismo y se encontraron con la casita de chocolate bajo en calorías - No puedo creerlo - dijo Gregoria mientras le pegaba un buen mordisco a una de las esquinas.¡¡ Esto es el paraíso de los glotones !!. Gregoria, deja ya de ir mordiendo por ahí y vamos a seguir nuestro camino - insistía Arsenio -. Pero Gregoria que acababa de terminar una dieta muy rigurosa para perder peso, no solo se comió parte de la fachada sino que siguió con los cristales que eran de caramelo finísimo. Al oír tanto estruendo salió a ver que pasaba la bruja Consuelo - ¿ Se puede saber por qué os estáis comiendo mi precioso chalet ?- Es que tenemos mucha hambre, llevamos más de 300 metros recorridos y si no picamos algo vamos a desfallecer - dijo Gregoria limpiándose el chocolate que le caía por la barbilla. - Eso no es del todo cierto, señora bruja, mi mujer que es de buen yantar se acaba de meter entre pecho y espalda una tortilla de 12 huevos con patatas y una hogaza de pan ella sola. Como veis no tiene cuerpo de pasar mucha hambre, tardo menos en saltarla que en rodearla -. Eso que estás diciendo, ahora es políticamente incorrecto, soy una fofisana y modelo curvi - contestó Gregoria a su marido mientras seguía jalando ladrillos como si le fuera la vida en ello -. La bruja Consuelo miró a Gregoria con cierta desconfianza y a pesar de todo los hizo pasar dentro y le ofreció un vaso de batido que salía directamente del grifo. - Que maravilla de casa - dijo Arsenio con los ojos como platos. Me gustaría pasar aquí una buena temporada, ¿ sería posible, amable bruja ?. Sí, por supuesto pero tendría que ser antes de verano porque con el calor el chocolate se derrite y la lío parda, entonces tengo que hacer una gran fondue e invitar a todos para que aprovechen el chocolate. Pues nada señora Consuelo, apuntenos para pasar una semanita aquí. Por un casual¿ Tiene jacuzzi? eso ya sería la leche - insistía Gregoria -. Sí señora - dijo Consuelo viendo que ahí había negocio - no se preocupe, solo hay una pega y es que está lleno de batido de fresa. ¡Arsenio, esto es como el cielo en la tierra !. No Gregoria, de aquí vamos a salir con una cagalera de la muerte. Tú siempre viendo la parte negativa, un poquito de por favor que yo quiero pasar aquí mis próximas vacaciones. Gregoria, lo tuyo por el dulce no tiene nombre, la dieta que has hecho no te va a servir de nada - dijo Arsenio compungido. Bueno - contestó Gregoria con cara de culpabilidad - tampoco he hecho tanta dieta. Cuando te ibas al trabajo me ponía a comer como una descosía, en fin, que yo me gusto como estoy, así con cuerpo latino y rubenesco. Pues verte bien es lo importante, nos quedaremos aquí una semanita comiendo chocolate, batidos, helados... Ay Arsenio que se me están abriendo las cannes . Y de aquí surgió una bonita y dulce amistad entre la bruja Consuelo, Gregoria y Arsenio.

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