Después de, por fin, acomodarnos los dos en la misma cama y compartir el mismo armario, empecé a notar que algo no iba bien. Todo empezó por una pequeña grieta en la pared, apenas un arañazo, pero se fue abriendo y ya no había marcha atrás. Cuando intuí que aquello era gordo cogí a los niños y nos acurrucamos los cuatro debajo de la mesa del comedor que es la más robusta de la casa, tú, en cambio, preferiste salir corriendo y te refugiaste en la otra punta del mapa. El peligro pasó y pudimos arreglar las grietas una a una, eso sí, los niños y yo porque tú habías encontrado otra casa allí. Y mira que me alegro de tenerte lejos pero los niños no tienen ninguna culpa de tu cobardía.
martes, 14 de mayo de 2024
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Mi ritmo justo
E ste año mi ritmo de lectura ha bajado notablemente, sin embargo, mi vida social ha aumentado en la misma proporción. He traspasado mis m...

-
Ayer anduve por nuestros lugares. Me senté en nuestro banco y miré el mar por las dos. Sentí que de nuevo estabas a mí lado cogiéndome la ...
-
Esta tarde, después de comer, he cerrado un rato los ojos y he tenido un viaje astral. Juanan que es muy prosaico dice que solo me he do...
-
V enid, hermanas, venid Os necesito He vuelto a caer y yo sola no puedo con este peso He llorado lágrimas secas, vomitado sollozos mudos d...
No hay comentarios:
Publicar un comentario