Estoy aburrida y agobiada en casa, así que, me planto unos vaqueros, una camiseta y mis zapatillas de andar caminos. Dejo el reloj y el móvil en la mesita y solo me llevo la documentación. Tengo la cabeza llena de nubarrones y los bolsillos llenos de piedras, solo miro al frente y me pongo a andar. A cada paso voy sacando una piedra y dejándola en el camino. Ya me encuentro más ligera y me yergo. Sigo espantando nubes negras a medida que avanzo sin rumbo. Me fijo en los pájaros que vuelan, en aquel árbol enorme que se expande en el espacio y sin saber cómo, llego a una playa .Me quito los zapatos y la arena me hace cosquillas; el cielo y el mar se confunden en el horizonte de una forma casi impúdica, como dos amantes que se abrazan con un lazo inextricable. Ya no peso nada, estoy limpia y sonrío, muevo mis brazos como si fueran alas y un grupo de gaviotas me invitan a ir con ellas. Me siento libre pero con miedo. La libertad es para valientes porque nadie les retiene pero tampoco los sujetan en caso de caída. Las gaviotas me ayudan a levantar el vuelo y me marcho siguiendo al sol como un Ícaro cualquiera.
martes, 13 de agosto de 2024
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