Me acuerdo mucho de mi madre y eso que, bien, lo que se dice bien, no nos llevábamos y la verdad es que con los años la he llegado a comprender, más que nada porque mi hijo mayor, en cuanto a carácter, es un calco mío. Ella me reprochaba que era muy rebelde y yo solo quería saber el porqué de las cosas. Eso de " porque lo digo yo " se me quedaba muy corto y yo insistía en que me explicara las razones de cualquier castigo. Pero hoy concretamente se me ha venido a la cabeza una cosa que me decía con insistencia y era que para salir con mis amigas me pusiera las mejores bragas. Y vosotros pensaremos que ella me lo decía por si esa noche ligaba y podía echar un pinchito que fuera preparada, pues no, la razón que me daba era que si tenía un accidente y me llevaban al hospital que el médico me viera bien cargada de puntillas y encajes.
Y sí, era una optimista del carajo, para ella todo provocaba accidentes. Sí iba a una feria, que no me montara en ninguna atracción porque lo más leve que me podía pasar es que saliera el carricoche volando de verdad. Y con estas historias yo crecí llena de miedos que aún me duran. Pero una madre es una madre.
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