Para quitarme todo el stress del verano, me preparo una sesión de relax en casa; empiezo por llenar la bañera hasta arriba con sales y aceites con olor a lavanda, pongo unas velitas por todo el cuarto de baño y una música tibetana de meditación. Me desnudo en la penumbra y empiezo a meterme poco a poco en el agua que al principio me parece demasiado caliente pero pronto me voy acostumbrando a su temperatura . Todo es una explosión sensitiva: la música, las velas, los olores... Cierro los ojos y me concentro en la respiración abdominal, así estoy divinamente hasta que un rasgueo en el cristal me saca de mi estado. Miro desde mi penumbra y casi aprecio una cara extraña que al pronto me asusta. Me levanto de un salto y salgo de la bañera, los ojos se le abren más y ya ocupa toda su cara. Me doy cuenta que estoy desnuda y salgo pitando para esconderme sin darme cuenta de que la puerta está cerrada. El porrazo es morrocotudo y el ser extraño entra a rescatarme, entonces me doy cuenta de que ya lo conozco: es Spiderman que está haciendo unos arreglitos en la fachada del edificio.
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