Hace unos días fue la comida de las Maris pero esta vez sole iban tres, pues Pérfida se había ido a ver a su nieta a Suiza. Empezaron como siempre, por elegir el restaurante y pensaron que al estar cerca de Navidad tenía que ser algo especial ( y lo fue ). El sitio escogido: el restaurante Pez Wanda, en tol centro de la ciudad. Un sitio nuevo, pijo y caro y para tal ocasión se vistieron de gala, con tacones, abrigo de piel a pesar de los 25* que marcaba el termómetro y collar de perlas, vamos, tres bichos raros y peludos sueltos por ahí. Tenían mesa reservada junto a la cristalera que da a la calle. Se sentaron y de entrada pidieron una botella de Moet chandon imperial. Echaron un ojo ( sin gafas ) a la carta y señalaron a boleo algo de esta. Para Lozana unas croquetas de jamón y melón y una hamburguesa, para Angustiada, una carrillada de ternera con salsa de trufas y para Histeria, un calabacín relleno de salpicón de marisco. Entre risa y risa se terminaron el champán y pidieron otra botella y así cogieron un puntito de lo más gracioso. Ya llegan los platos, enormes, por cierto, y las primeras sorpresas. Las croquetas de Lozana son como cuatro canicas donde el jamón no aparece y al melón lo están peinando. La hamburguesa la encontró después de mucho buscar, debajo de una patata. Angustiada mira su plato y dice que no ve la carrillada a no ser que sea un palito que intenta salir a flote en una espesa salsa y Histeria ve el calabacín pero aún está buscando el salpicón de marisco. Viendo que se quedaban con hambre, Angustiada salió a la calle y trajo un pan cateto de cinco kilos que inmediatamente mojaron en la abundante salsa de trufa como si estuvieran achicando agua de un barco a punto de naufragar. La comida fue poca y cara pero ellas con su Moet chandon imperial iban la mar de animadas, tanto que al salir no vieron el escalón y cayeron las tres una encima de la otra. Las pieles amortiguaron la caída pero aquello parecía una milhoja de nata. Al ver la que habían liado se apresuraron a levantarse sin darse cuenta de que los collares se habían enredado entre sí y parecían el monstruo peludo de tres cabezas. Así y todo se fueron las tres muy juntitas al Pimpi y por un casual y porque es parte de la empresa, estaba allí Antonio Bandera que en cuanto las vio empezó a aplaudir y a decir que le gustaba tanto la performance que aunque no era un tema que el tocara, las iba a patrocinar en Hollywood. Después de todo fue una comida con mucha clase como todo lo que ellas hacen.
martes, 27 de diciembre de 2022
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