domingo, 21 de mayo de 2023

Empezamos mal el día


 

Me levanto esta mañana de la cama con mucha alegría, hago unos cuantos ejercicios de estiramientos y enseguida se me viene la canción Jerusalema a la cabeza y sé que no dejará de resonar en todo el día. Me voy como una fiera hacia la cocina por mi buen tazón de café. Son las 9 de la mañana, una hora estupenda para empezar un buen domingo y a continuación miro de reojo el calendario y grito desesperadamente ¡ Oh my god !. Me quedo Frozen porque no es domingo, es lunes. Me acaban de dar una puñalada trapera. Me voy corriendo a la ducha y como no encuentro el champú me lavo la cabeza con gel que me deja el pelo como un estropajo de estopa. Me salgo y me doy cuenta que no he cogido el albornoz por lo que voy a por él mientras sigo cantando la cancioncilla. ¿ Y ahora que hago con estos pelos?. Para apaciguarlos me echo brillantina y me lo pongo a lo Carlos Gardel. Sigo cantando Jerusalema y ya me jode un poco.  Voy al vestidor que no es más que un armario de dos puertas y lo abro sin tener idea de que ponerme, lo que sí tengo claro es que con este peinado me tengo que poner un clavel en la solapa. Salgo a la calle hecha una tarasca y hace un viento horrible: menos mal que llevo bastante gomina y no me despeino - me digo con una media sonrisa. Al doblar la esquina se forma una especie de remolino con papeles, bolsas de plástico y una caja de cartón que inmediatamente se me pegan al pelo como si en vez de gomina Giorgi llevara Loctite. El barrendero me hace la reverencia y me invita a darme la vuelta por todo el barrio para ahorrarle trabajo. Todo con mucha elegancia y clase como todo lo mío.

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