Andaba yo dando un paseo con mi música puesta y mirando al frente cuando de reojo vi que algo parecido a una pelusita esponjosa se movía en el suelo. Al principio creí que era el aire pero no había así que me agaché y vi, no sé, algo que trataba de moverse. La recogí entre mis manos, pesaba menos que una pluma y la llevé a casa. Allí la cuidé, la atendí y le di cariño, no me pedía más, y un día la vi flotar por la habitación y me contó que era un espíritu libre que se había quedado a mitad de camino pero ya estaba dispuesto a seguir. Me dió mucha pena porque yo también tengo un espíritu libre que de momento no se atreve a volar. Subí a la azotea y abrí mis manos para dejarlo libre. Voló y voló y dejó la llamita de la libertad prendida en mí.
jueves, 26 de octubre de 2023
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