Nunca tuve conciencia de que mi madre antes, durante y después de parirnos era mujer. Siempre fue esa figura tierna pero autoritaria que quiso moldearme a su imagen y semejanza. Chocábamos mucho porque yo siempre he tendido a sacar los pies del tiesto e íbamos de discusión en discusión pero queriéndonos hasta el infinito. Ella era hija de su tiempo. Educada para ser esposa y madre, trabajo que tomaba muy en serio, nos guió por el camino recto zapatilla en mano. Solo al final de su vida, cuando ya perdió la cabeza y no nos conocía, me hice yo con el control. Iba a verla a la residencia que ella consideraba su hogar, y me convertía yo en madre y ella en hija. Un día muy temprano se fue y aún noto su energía a mí lado.
martes, 3 de octubre de 2023
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
A la playa
- Antonio, llévame a la playa que te voy a enseñar todo lo que he aprendido con las clases de natación de Lozana - Pero Pérfida, mi amor, ...

-
Como cualquier tarde entro en casa pero hoy noto algo especial, ya lo sé, hoy solo es casa y no hogar. Huele a vacío y soledad y hasta a m...
-
V enid, hermanas, venid Os necesito He vuelto a caer y yo sola no puedo con este peso He llorado lágrimas secas, vomitado sollozos mudos d...
-
A mis casi 66 años he asimilado muchas cosas: mis arrugas, mi flacidez, mi celulitis, mi memoria cada vez más frágil... Pero lo que no termi...
No hay comentarios:
Publicar un comentario