El dolor es como una hoja de papel que arrugas y tiras a un rincón. Al principio solo quieres deshacerte de él. Con el tiempo lo miras de otra forma, lo coges, lo desarrugas y lo alisas con las manos. Te das cuenta que no ha sido malo del todo, que ha dejado algo en tí y que es positivo. Lo agarras con cierta ternura y lo dejas al aire para que respire libre.
lunes, 27 de mayo de 2024
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