Me gusta la playa cuando ya se van todos y la dejan sola. Sola con su amor el mar que en cada ola le regala un encaje de espuma y bailan una especie de tango sensual, de idas y venidas. Por fin, están juntos, sin curiosos que miren y se pueden contar melosos sus amores, sus soledades, sus secretos. Más tarde vendrá la luna para iluminar el escenario donde seguirán bailando hasta el amanecer.
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