Anoche quise que fuera especial, así que, preparé el dormitorio con velitas y varita de incienso. Cuando Juanan apareció ya lo esperaba yo sentada en la cama, como olió el incienso, se puso a cantarme una saeta. Yo un poco confusa le recordé que ya no era virgen y el me miró anonadado y como haciendo memoria me dijo: es verdad que un día lo hicimos. Bueno, sobre eso corramos un tupido velo. Sí sí, corramos y a ello nos pusimos. Se acuesta a mí lado y yo, muy cinematográficamente, apoyo mi cabeza en su pecho. Se me mete un pelillo suyo en la nariz y me da picor a la vez que con la oreja hago ventosa. Sí, así estamos bien, pienso, pero por otra parte me sobra un brazo y no sé cómo ponerme. El pelo sigue en mi nariz y me dan ganas de estornudar. Attttchis y apago la mitad de las velitas y la otra mitad vuelan hasta las cortinas y prenden. Para no tardar mucho os cuento que el final de la noche fue muy fogosa y caliente bomberos incluidos.
sábado, 5 de julio de 2025
Una noche ardiente
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