lunes, 21 de julio de 2025

Un día tranquilo


 

Son las cinco de la tarde de un martes del mes de julio. Calor, por supuesto. Después de haber leído un buen rato debajo de un gran ventilador de techo ( de otra forma es imposible leer ) me dispongo a echar una cabezadita. La calle está en silencio y veo el momento apropiado. Cierro los ojos, hago varias respiraciones para relajar el cuerpo y ya... ya empiezan los ruidos. Alguien tira algo al contenedor y deja caer la tapa sin piedad, alguien da un portazo en el portal y tiembla hasta la cama, alguien habla por el móvil aunque grita tanto que no le hace falta el susodicho, alguien da un frenazo y pita a alguien... Yo sigo respirando haciendo como que no me afectan los ruidos... Un perro ladra a lo lejos y el mío sale al balcón a pedir explicaciones y ya solo se oyen ladridos por todos lados. Sigo respirando para relajarme cada vez más rápido y más profundo. Ahora viene una ambulancia con la sirena puesta, pobre quien sea el paciente. Ah no, es el vecino que viene a darle un recao a la mujer y por lo visto es urgente: que no se olvide de lavarle la ropa del trabajo, le dice por el balcón y se va también con la sirena puesta. Sigo respirando profundo para relajarme pero ya no me relajo. Tengo un leve mareo, hiperventilo, la adrenalina se me dispara y de un momento a otro voy a sacar la cabeza por la ventana y a chillar como una loca. Dejo la siesta para otra tranquila tarde de verano y voy a tomarme un trankimazin 

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