Andaba yo en la semiinconsciencia de la siesta, cuando la mente se va quedando en blanco y de pronto aparecen un montón de pensamientos que quieren entrar en tropel en ella. Pues hoy me ha venido un recuerdo de algo que me pasó casi de recién casada con mi primer marido. Sería el año 1987, un sábado cualquiera en que yo andaba limpiando la casa porque los demás días trabajaba en la oficina, llegó mi padre a verme , era una persona que no hablaba mucho, el típico padre de la época, de mucho trabajar para sustentar la casa y la familia. Por eso, su pregunta tan directa me pilló con el paso cambiado. Me dijo : ¿ Eres feliz ?. Yo me quedé inmóvil y mirándolo fijamente me atreví a pensar : no papá, no soy feliz. Me he casado sin querer con una persona que me engaña desde siempre, se gasta el dinero de la casa en sus vicios, paso hambre y necesidad, es egoísta y encima estoy embarazada de un niño que ahora no quiero tener aunque sé que lo querré un montón y me aferraré a él porque será mi tabla de salvación . Todo eso pensé decir pero solo salió por mi boca un : sí papá, soy feliz.
Desde siempre me habían enseñado que cada cual se arregla sus propios problemas y no tenía ningunas ganas de escuchar el temido :Ya te lo dije. Así que, agaché la cabeza y seguí limpiando sin saber que esos problemas solo eran la punta del iceberg.
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