A veces me miro en el espejo y no me veo, otras sí me veo pero no me reconozco. Esas arrugas, esas mejillas caídas, esos ojos apagados. No, esa no puedo ser yo porque yo tengo ganas de hacer cosas, de vivir, de disfrutar y esa imagen solo me devuelve tristeza.
Tuve que mirarte detenidamente para reconocerte y es que el tiempo se había cebado contigo. Esa frente surcada por tantas arrugas, esos ojos tan vacíos, tus manos temblorosas.¿ Donde estaba esa mujer joven y alegre ?. Los años habían llegado como un vendaval y dejaban una playa llena de escombros. Intenté buscar algo reconocible, pensé que quizá quedara una luz en la mirada pero nada vi, ningún vestigio de vida. Me aparté del espejo y me di la vuelta arrastrando los restos de mi naufragio
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