A veces solo tengo que coger papel y lápiz y mis pensamientos pasan directamente a través de mis dedos hasta verse convertidos en palabras perfectamente alineadas. Un pequeño ejército que se desparrama por mis dedos hasta llegar al papel y me siento liberada de un gran peso.
Otras, en cambio, me dispongo a escribir pero las muy cabronas se muestran perezosas, esquivas y poco cooperantes y no me dejan desprenderme del peso que tengo en mi cabeza. Escribir para mí es liberación. Unas veces sale bien otras no pero siempre es un ejercicio muy gustoso.
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