El tiempo se empeña en ir junto a mi durante todo el camino. Yo preferiría ser atemporal pero él cada año me pinta unas cuantas arrugas por aquí, unas canas por allá y me va encorvando y haciendo cada vez más pequeñita. Yo lo desafío, le digo que no me siga y el insiste en que cada uno tenemos nuestra porción y ni un minuto más ni un minuto menos. Un día le pregunté :
¿ Y cuando lo gaste todo que haré ?. Empezar de nuevo hasta que aprendas, me dijo.
Pues yo soy mala aprendiza, siempre tiendo a salirme del camino.
Oh, no lo harás porque seguirás empezando una y otra vez
¿ Y no te cansarás de seguirme siempre ?, le dije.
¡¡ Que va !! Tengo todo el tiempo del mundo me contestó impávido...
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