Los entendidos dicen que para que una siesta sea beneficiosa no debe durar más de veinte minutos; yo que soy de otra corriente filosófica, digo que por menos de dos o tres horas no merece la pena acostarse. Como dijo aquel gran conocedor de estos asuntos Camilo José Cela, yo también soy de pijama y orinal y ahora en estos días de invierno, de bolsa con agua caliente. Después, me levanto de malhumor, por supuesto, y sin saber si es tarde, mediodía o noche y menos aún en que día de la semana estoy. Mi enfado lo paga el pobre Juanan que aunque ha dormido, incluso roncado, el mismo tiempo que yo se despierta de mejor talante, eso sí, siempre diciendo : uy me he dormido, como si lo hubiera hecho sin querer, sin premeditación y alevosía y no digo nocturnidad porque creo que ahora es media tarde. Después de espabilarnos bien cogemos la lectura, cada cual la suya, y echamos el resto de la tarde leyendo. ¿Una siesta de veinte minutos ? Ja .
martes, 14 de febrero de 2023
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