Me adentro en el útero de la madre Gaia, ella me acoge con cariño, me tumbo en posición fetal y disfruto del silencio y la oscuridad. Las rocas no son frías, desprenden confianza, son como enormes guardianes de mi integridad y a la vez pasadizos para que mi imaginación salga fuera y vuele libre. No quiero moverme ni un centímetro, estoy en una postura gustosa con todo mi cuerpo encima de la tierra. No hay nada más puro y confortable que este espacio donde no entra la luz. Solo necesito respirar el olor que rezuman las piedras que casi me cubren. Mi madre, la madre de todos, Gaia, nos perdona siempre que volvemos a ella.
sábado, 8 de abril de 2023
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Mi ritmo justo
E ste año mi ritmo de lectura ha bajado notablemente, sin embargo, mi vida social ha aumentado en la misma proporción. He traspasado mis m...

-
Ayer anduve por nuestros lugares. Me senté en nuestro banco y miré el mar por las dos. Sentí que de nuevo estabas a mí lado cogiéndome la ...
-
Esta tarde, después de comer, he cerrado un rato los ojos y he tenido un viaje astral. Juanan que es muy prosaico dice que solo me he do...
-
V enid, hermanas, venid Os necesito He vuelto a caer y yo sola no puedo con este peso He llorado lágrimas secas, vomitado sollozos mudos d...
No hay comentarios:
Publicar un comentario