Siempre veía a mí abuela apretando entre las manos un pañuelito bordado, un día, cuando ya era muy mayor quizás para recordar, le pregunté que por qué no lo soltaba nunca. Ella me miró con ojos de ayer, abrió las manos, abrió el pañuelo y aparecieron unos pendientes de oro, antiquísimos. Me explicó que aquellos preciosos zarcillos se los había regalado el abuelo Alfonso justo el día que se fue a la guerra. Él no volvió, lo mataron por rojo , ya ves, él que no se metía con nadie - me dijo mi abuela con lágrimas en los ojos -. Los volvió a envolver en el pañuelito y me lo puso en las manos, yo también lloré cuando me dijo - toma, son para tí porque eres la digna heredera de tu abuelo -.
jueves, 22 de junio de 2023
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