Andaba yo deambulando por la ciudad con mi libro bajo el brazo buscando un lugar propicio para sentarme a leer y relajarme cuando de pronto vi una ceiba hermosa y radiante al sol del otoño . Me apeteció sentarme a sus pies y descansar la espalda en su tronco. Hacia una brisa muy gustosa y enseguida me metí en la historia. De repente la brisa se convirtió en viento que se llevó volando mi libro, de mi libro salieron volando las páginas y de ellas las palabras. Todo fue un torbellino de letras descabaladas que se sujetaban como podían a las ramas de la ceiba. De repente el magestuoso árbol regañó al viento que se tranquilizó y mis palabras empezaron a caer formando un batiburrillo de frases incoherentes. A ver qué hago yo ahora!!, dije muy compungida. La ceiba se compadeció de mí, sacó un silbido y ordenó todas las palabras aunque no formando las mismas frases. Las fui cogiendo una a una y guardándolas en todos mis bolsillos. Al llegar a casa las deposité todas encima de la mesa del comedor y ahora tengo un puzzle de 10.000 palabras.
jueves, 21 de diciembre de 2023
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