Andaba yo deambulando por la ciudad con mi libro bajo el brazo buscando un lugar propicio para sentarme a leer y relajarme cuando de pronto vi una ceiba hermosa y radiante al sol del otoño . Me apeteció sentarme a sus pies y descansar la espalda en su tronco. Hacia una brisa muy gustosa y enseguida me metí en la historia. De repente la brisa se convirtió en viento que se llevó volando mi libro, de mi libro salieron volando las páginas y de ellas las palabras. Todo fue un torbellino de letras descabaladas que se sujetaban como podían a las ramas de la ceiba. De repente el magestuoso árbol regañó al viento que se tranquilizó y mis palabras empezaron a caer formando un batiburrillo de frases incoherentes. A ver qué hago yo ahora!!, dije muy compungida. La ceiba se compadeció de mí, sacó un silbido y ordenó todas las palabras aunque no formando las mismas frases. Las fui cogiendo una a una y guardándolas en todos mis bolsillos. Al llegar a casa las deposité todas encima de la mesa del comedor y ahora tengo un puzzle de 10.000 palabras.
jueves, 21 de diciembre de 2023
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Se fue, se fue
Viene hacia mí con paso firme, mirándome a los ojos con confianza porque sabe que estoy aquí esperando, de pronto, rasga el aire con su ...

-
Ayer anduve por nuestros lugares. Me senté en nuestro banco y miré el mar por las dos. Sentí que de nuevo estabas a mí lado cogiéndome la ...
-
Esta tarde, después de comer, he cerrado un rato los ojos y he tenido un viaje astral. Juanan que es muy prosaico dice que solo me he do...
-
Como cualquier tarde entro en casa pero hoy noto algo especial, ya lo sé, hoy solo es casa y no hogar. Huele a vacío y soledad y hasta a m...
No hay comentarios:
Publicar un comentario