domingo, 21 de enero de 2024

Mis bragas y yo


 

Mi madre, que era una optimista empedernida y el no va más de la diversión, me educó en la cultura del miedo. Cuando salía de jovencita siempre me decía que llevara una ropa interior bonita. Se podría pensar que era por si ligaba y tenía una noche loca, pues no, era por si tenía un accidente y me llevaban al hospital que me vieran bien arregladita. Sí iba a la feria me aleccionaba bien : no te montes en la noria que se puede descolgar, no te montes en el látigo que te puedes romper el cuello, no te montes en los coches de choque que te puedes romper la espalda... Así que mientras el resto de la pandilla se montaba en todo y lo pasaban bomba, yo me quedaba fuera rezando el rosario. Lo de ir al circo ya era peligro mayor porque seguro que se escapaba un león y me deglutía en un pispas y ya de vuelta, si me traía alguien en coche tenía que tener yo cuidado para que el chófer condujera bien. En fin, que cuando llegaba a mi casa sin que me hubiera pasado nada sentía una especie de decepción porque había sido una noche de lo más aburrida y ni siquiera había tenido un accidente para poder enseñar mis bragas 

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