- ¿ Que quieres Maruja?
- Nada, solo hablar un poquito contigo que hace mucho tiempo que no nos vemos.
- Querrás decir que tú hablas y yo escucho porque cuando pillas la hebra no la sueltas hasta que terminas con el carrete porque hay que ver lo que hablas, hija mía. Me recuerdas a un novio que tuve. Bueno, yo antes de casarme la primera vez, porque ya sabes que me he casado dos veces, po eso , que tuve cinco novios antes. Yo siempre digo que con mi marido hice la docena de huevos y era más bien paraillo, más que paraillo, suavón, porque el hijoputa me puso los cuernos, sí, como lo oyes. Pos na que ya no recuerdo lo que te estaba contando... Ah, sí, que tuve un novio que hablaba más que siete, era mu guapo de cara pero una mihilla bajito, vamos, que la cabeza le olía a pies pero lo que hay que mirar es el interior de cada persona pero a este no le cabía ni la menor duda. En fin, también tuve otro que era altísimo, era tan alto que hasta que no lo vi un día desde mi ventana no me di cuenta de que era calvo. Entonces ya no me gustaba tanto. Otro novio tenía un pelazo rubio precioso pero pa la limpieza era algo espesito. Me dijo que en su casa eran cinco hermanos y solo tenían un cepillo de dientes así que otro pal contenedor de reciclaje. Vamos, a mí los novios me caían del cielo y se iban por las alcantarillas. Y a to esto ¿ Tú pa que has venido?
- yo, pa echar un ratito de charla
- anda ya, yo no tengo tiempo pa hablar tanto. Anda pa tu casa, Maruja, que pa luego es tarde
- Histeria es que siempre me haces lo mismo
- Po no vengas más que tengo cosas que hacer
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