Es un saquito de pelo relleno de amor que me despierta cada mañana a lametones. Cuando salgo siempre me espera y cuando llego me hace sentir en casa. Su cariño es incondicional, cada día me enseña a darme a los demás. Me cuida, me respeta y se me ofrece todo él. Es una suerte que nos hayas adoptado.
No te vayas nunca.
Una casa sin perro no es un hogar
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