Hoy hemos ido otra vez de comida mis tres amigas y yo y como siempre ha sido divino. El restaurante era un antro pijo donde nos han puesto la mínima expresión de comida. Después un té y un trozo de tarta riquísima y abundante y cuando ya nos íbamos para casa de lo más tranquilas nos para una chica para preguntarnos una calle. Y aquí se arma el belén, yo que precisamente he trabajado en ese lugar me pongo a explicarle cómo llegar, Pérfida que confunde siempre el nombre de las calles, la manda en sentido opuesto y Angustiada la pone a callejear. La chica a hecho plofff, se le han puesto los ojos en blanco y ha empezado a echar humo por las orejas. Ni nosotras nos poníamos de acuerdo y ella con lágrimas en los ojos nos suplicaba que la dejáramos ir que ya preguntaría a alguien. Así que, ya muy metidas en nuestro papel de Cicerone, la lanzábamos de una a otra a la vez que decíamos: yo tengo razón, no yo, no yo. Al final la pobre ha podido escapar con la ropa desgarrada y el moño suelto y ha corrido hacia un coche de policía que pasaba por allí. Total, un día de lo más normal para nosotras.
martes, 2 de abril de 2024
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