Hoy mi barrio me ha vuelto a oler a infancia y he visto a una niña canija y con trenzas venir del colegio con su uniforme y ese olor a tiza pegado a la ropa. Arrastra los pies y piensa en los deberes para mañana y en la merienda y en acostarse temprano porque madrugar es muy duro.
Otra vez me ha venido ese olor dulce y viejo de años y años pasados, cada vez más lejanos en el tiempo y cerca en el corazón porque me estoy alejando de la madurez para volver a ser niña de nuevo.
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