... Y sin mirarme se levantó del sillón y se dirigió a la puerta. Solo vi su espalda ancha y altanera. No me atreví a decir nada pues todo se había dicho. Una lágrima se me escurrió por la mejilla ardiente y se escuchó como se me quebraba el corazón. Ya no podría seguir viviendo así que le pedí que lo hiciera aunque solo fuera por compasión. Se volvió despacio, con la mano derecha empuñaba su antigua Luger. Un estallido y todo se volvió rojo y silencioso.
sábado, 2 de marzo de 2024
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