jueves, 17 de agosto de 2023

Otros tiempos


 

A veces dejamos en las personas una huella más profunda de lo que pensamos. Me voy al año 83-84 del siglo pasado ( sí, soy muy mayor). Por aquel tiempo tenía un novio muy mono y sí, en aquel tiempo cuando salías con alguien era tu novio, nada de pareja, amigo con derecho a roce ni follamigo, pues bien, todo era perfecto hasta que mi madre se enteró de que era camarero y se opuso rotundamente a nuestro noviazgo. Tú no has estudiado una carrera para casarte con un camarero - decía con la vena del cuello a punto de estallar y yo que soy muy cabezota me empeñé en seguir con él. Sí nadie se hubiera metido por medio, esa relación hubiera durado como mucho tres meses en vez de un año. El tiempo pasó y cada cual por su camino, hasta que, en 2019 justo antes del COVID nos encontramos y nos sentamos en un bar a tomar un refresco. Me mira fijamente y me dice que yo soy el amor de su vida, que se tuvo que enrolar en un barco durante años para poner distancia, que desde entonces no puede escuchar mi canción : Yolanda de Pablo Milanés porque se le saltan las lágrimas y no sé cuántas cosas más. Yo quiero que me trague la tierra porque para mí solo fue uno más de mi lista y ni siquiera el primero, lo consuelo un poco diciéndole que ha pasado mucho tiempo y que si no es por él ni lo hubiera conocido porque está mayor y calvo ( bueno, eso no lo consoló mucho, la verdad ) y así nos despedimos. En ningún momento me imaginé que aquella corta relación hubiera supuesto tanto para él. C'est la vie. 

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