Me encantan las películas románticas de ficción. Bueno, todas las películas románticas son ficción porque a ver: chica vestida para matar está sola en la barra de un bar... Y digo yo, imaginad que esta chica, señora o lo que sea está en su casa en chándal o bata de guatiné y dice: me voy a poner el vestido negro descotado, los tacones de agujas, me hago las planchas en el pelo y me pinto como una puerta para ir al bar de abajo por si viene algún buen mozo y me lo ligo. Y oye, que viene el mozo y le dice: te invito a otra copa. Ella toda confiada se toma la copa, se miran a los ojos y ya han ligado y viene eso de " en tu casa o en la mía". Por supuesto que en la de él porque así ella se puede ir cuando le dé la gana. Hacen el amor y los dos llegan al orgasmo juntos. Paaaa faaavaaaa, eso no se lo cree nadie. Después ella se levanta toda pudorosa y se enrolla la sábana porque ahora, después de una noche de pasión, le ha entrado la vergüenza. Eso sí, se levanta como una diosa, totalmente peinada y maquillada, sin legañas ni na y se va a la ducha adonde él la sigue para volver a echar un polvo que eso sí que es complicado porque en una buena bañera se podría pero en una ducha con mampara es complicadísimo, te lo digo yo, y si tiene cortinas no te quiero ni contar pero ellos lo hacen con mucha clase y elegancia y no como el resto de mujeres que por lo general nos quedamos a dos velas sin orgasmo ni na, con el rímel corrido y los pelos de punta.
